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La Educación Post-pandemia

Los cambios que se dieron en los últimos años sucedieron en muchos ámbitos, tales como el político, social y económico. Sin embargo, uno de los más importantes sucedió en el plano educativo, en el cual muchas instituciones debieron adaptarse casi forzosamente. Abordar estos cambios es un ejercicio de reflexión y en tiempos de post-pandemia, donde se debieron replantear muchas estrategias que van desde lo pedagógico hasta las publicitarias.

No obstante, esto puede ser un verdadero desafío, puesto que los escenarios son cambiantes y complejos. Dependiendo del punto de vista, puede ser un inconveniente o una gran oportunidad para crecer.

Los cambios que se produjeron y los que se vienen, pueden ser complejos y por esta razón resulta necesario profundizar sobre ellos.

 

¿Qué cambios se produjeron en la educación post-pandemia?

Si podemos darnos una dimensión del impacto de esta crisis mundial, también podemos entender que todas las estructuras tuvieron que adaptarse a cambios profundos. Por supuesto, la educación tampoco fue una excepción en tiempos de pandemia.  

En este sentido, debemos plantearnos los siguientes interrogantes: 

¿Cuántos cambios se debieron hacer y cuántos momentos de incertidumbre se nos presentaron en estos últimos años?  

¿Cómo lo experimentaron los estudiantes durante su aprendizaje en este contexto?

Las secuelas que la pandemia dejó a su paso, ya se hacen visibles en lo social, en lo institucional, en lo psicológico y en lo relacional. Haciendo proyecciones de más largo alcance, no llegamos a dimensionar cuánto es el impacto real y las consecuencias que nos traerá en el futuro.

Todo lo que logró movilizarnos se manifiesta en la manera en la que comenzamos a vincularnos con la educación y también aparecen nuevas necesidades. La educación post-pandemia encuentra nuevos docentes y alumnos, con formas muy distintas de enseñar o aprender.  

Comprendiendo esto, es imposible mantener las mismas estrategias en una institución educativa. Más bien, el objetivo es reconstruir y formar algo nuevo. Es decir, lo que antes era importante en la presencialidad, hoy en día podría ser considerado irrelevante.

Entender la experiencia de los nuevos estudiantes, puede servir de brújula para comprender actualmente es relevante, lo que sigue siendo imprescindible y lo que ya dejó de tener sentido.

Muchos estudiantes que trabajan, por ejemplo, cambiaron sus modos de trabajo a una jornada mixta o remota, donde es importante la flexibilidad y la elección de un sitio adecuado según sus propias necesidades. Las prioridades se centran en encontrar una alternativa de aprendizaje en donde puedan asegurar su continuidad en este nuevo panorama.

Aquí es donde comenzaron a entrar en tendencia las carreras, diplomaturas, tecnicaturas y cursos online, ofreciendo salidas laborales desde la comodidad del hogar. Las instituciones de estudios superiores, en este sentido, presentaron la necesidad de renovar su oferta académica para poder cubrir con esta demanda.

El equipo docente, por su lado, tuvo que aprender a trabajar en virtualidad, sin contacto físico entre sí, armando y adaptando el aprendizaje, e incluso en tiempos extra laborales. Las herramientas de gestión y CRM se volvieron cruciales para organizar correctamente las tareas y la eficiencia de las actividades que se desarrollan en la jornada de estudio.

Aquí también la intervención institucional y docente exige una evolución consistente. Creer que la educación debe volver a ser la misma que antes, enseñar lo mismo y aportar los mismos contenidos, es un error importante e incluso peligroso.

Es crucial pensar en esa nueva educación post-pandemia y es vital entender las necesidades que aparecieron y que seguirán apareciendo a lo largo de este recorrido. Formas novedosas de plantear a las instituciones de educación superior, son el factor de cambio mirando al futuro.

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Reformulando la educación

Los diferentes medios de asistencia marcaron cambios profundos en la forma de enseñar, teniendo en cuenta que la presencialidad ya dejó de ser una necesidad fundamental.  

En este sentido, en función de lo aprendido hasta el momento, puede haber aspectos que tienen que señalarse y que resultan prioritarios a la hora de crear la educación post-pandemia.

Las instituciones de estudios superiores, deben tener en cuenta las siguientes consideraciones para adaptarse a estos cambios:

  • Valorar y promover la participación activa con los estudiantes y docentes, con políticas educativas más realistas a sus capacidades de estudio en la virtualidad.
  • Entender que algunos estudiantes pueden tener dificultades que hacen peligrar su continuidad en el estudio, y que resulta necesario pensar condiciones de aprendizaje que contemplen este problema.
  • Buscar protocolos de condiciones sanitarias, reorganizar el espacio físico de forma más estratégica entendiendo la nueva realidad.
  • Contar con más apoyo pedagógico en los contenidos y materiales que puedan permitir que los estudiantes incorporen el conocimiento de manera eficiente.
  • Garantizar una correcta conectividad mediante la capacitación a los docentes y soporte técnico a disposición para todos los integrantes de la institución.
  • La mayor visibilidad en las redes sociales y sitios web hacen posible el acercamiento a la oferta educativa que genera interés en nuevo alumno que busca capacitarse ya sea desde sus hogares o en forma presencial.
  • El contacto genuino y personalizado con los alumnos asegura sentimientos de pertenencia que también permite identificar y dar un seguimiento adecuado a las trayectorias de aprendizaje.
     

Como podemos ver, estos cambios pueden ser generales y están relacionados con muchos aspectos como los sociales y económicos. Esto demuestra que actualmente, las instituciones educativas tienen que considerar una gran cantidad de factores a la hora de organizar sus ofertas académicas para no excluir a ningún estudiante.   Tales cambios fueron y serán básicos en torno a una necesidad real de adaptarse a la nueva realidad que nos rodea.

Los cambios son tan profundos que es probable que la educación-post pandemia pueda mantenerse por mucho tiempo y acentuarse con el avance de las nuevas tecnología. El marketing educativo, en este sentido, se volvió un aspecto importante en el presupuesto de las instituciones para dar a conocer las nuevas propuestas.

Esto abre nuevas fronteras que rompen con las barreras geográficas y permiten que todos los aspirantes puedan acceder a las ofertas, por más distantes que se encuentren físicamente.  

La posibilidad de acercar la educación y la capacitación por vía de la virtualidad es una oportunidad en potencia. Al eliminar la necesidad de la presencialidad, la captación de nuevos estudiantes puede aumentar exponencialmente si sus estrategias publicitarias son eficientes.

Simplemente es necesario detectar al público objetivo mediante estudios de mercado y publicitar ofertas académicas que se encuentren al alcance de cualquier aspirante, sin importar su ubicación.

En definitiva, lo que antes era considerado un problema en tiempos de pandemia, actualmente puede considerarse como un cambio favorable tanto para estudiantes como instituciones. Si esta tendencia continúa su curso, es posible que la modalidad virtual de cursada sea la predominante, frente a ofertas de grado que requieren de la presencialidad.

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La experiencia de estudiar en diferentes modalidades 

En los inicios de la pandemia, muchas instituciones educativas tuvieron que comenzar a perfeccionar sus portales virtuales para garantizar la continuidad de la cursada, muchos de los cuales se encontraban inhabilitados o en desuso. Al mismo tiempo, debieron mejorar sus medios de comunicación virtuales y tener en cuenta muchos factores que antes no estaban considerados. Los materiales de estudio también debieron digitalizarse y al mismo tiempo, ser legibles en formatos que antes no eran muy utilizados.  

Algunas de las estrategias implementadas por Universidades e Instituciones en respuesta a esta necesidad se encuentran enfocadas en la retención de alumnos con distintas herramientas virtuales.

Por otro lado, estos sistemas nuevos fueron un reto para los docentes y los estudiantes, siendo que muchos de ellos no estaban habituados al uso de la tecnología. Para garantizar la continuidad, en muchas instituciones educativas se volvió necesaria la implementación de técnicos o guías que pudieran brindarles soporte en caso de un inconveniente.  

Más allá de los esfuerzos de todos, se añadieron otros inconvenientes, como los problemas de conexión a internet, inconvenientes con las cámaras, escasez de espacios tranquilos en las casas, entre muchos otros. Algunos estudiantes tenían dificultades para comprender los contenidos que se volcaron en extensos archivos con exceso de textos, debido a los daños visuales que éstos producían, y optaron por videos explicativos.

En este sentido, el contenido audiovisual se convirtió en un gran aliado, abriendo las posibilidades a una gran cantidad de tutores y educadores para abrir sus propios canales de apoyo. Todos los problemas, con el tiempo, se fueron solucionando de forma gradual y se instauró como una forma nueva de enseñar, más accesible para todos.

Cuando volvieron a surgir las modalidades presenciales o mixtas, volvieron a surgir nuevos retos y dificultades. Las instituciones de estudios superiores debieron adaptar rápidamente sus estrategias teniendo en cuenta estos inconvenientes.

Para los estudiantes volver a preparar los cuadernos, hacer un presupuesto para movilizarse hasta las instituciones, acomodar los horarios que se habían desfasado en el aislamiento y retomar los hábitos dejados de lado durante meses, fue todo un reto.

Además de todo lo mencionado antes, se añade la dificultad de adquirir nuevos hábitos en la entrada al edificio y durante las clases, usando barbijo y alcohol, tomando distancia de los amigos.

En algunos casos podría ser momento de angustia o temor porque el aislamiento dejó marcas que no se pueden borrar. En otros casos, en cambio, esta experiencia se pudo resumir en alegría, porque extrañaban el hecho de compartir las clases con sus pares. En todos, definitivamente, una mezcla de sensaciones difíciles de dimensionar o expresar en palabras.

Para los docentes, se presentaron otras dificultades como organizar los espacios, cuidarse y cuidar que se cumplan las condiciones y el distanciamiento sanitario. Por otro lado, debieron acomodar la planificación y los turnos de asistencia teniendo en cuenta muchísimos factores.

Retomar el vínculo con los alumnos y diseñar una nueva forma de educación para vincular a los estudiantes que acaban de atravesar meses aislados en distintos contextos y bajo distintas condiciones. Sin dudas, esto supone un desafío intenso.

La nueva realidad genera relaciones muy complejas, y no alcanzaría con una sola nota para describirlas. Se vuelve necesario que tanto docentes y estudiantes puedan vincularse y participar en la creación de esta nueva educación.

Reflexión, empatía, capacidad de adaptación, resiliencia y diálogo son algunas de las capacidades que se ponen en juego hoy, en vista a la nueva educación que queremos crear.

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Crisis y Oportunidades

Para ilustrar esta idea, Emile Durkheim (1858-1917), padre de la sociología moderna, afirmó en torno a los sistemas educativos y los momentos de transformación social:

“Cuando una sociedad se encuentra en estado de estabilidad relativa, de equilibrio temporario, como, por ejemplo, la sociedad francesa del siglo XVII; cuando en consecuencia se ha establecido un sistema de educación que, también por un tiempo no es discutido por nadie, los únicos problemas apremiantes que se plantean son problemas de aplicación. No se presenta ninguna duda grave sobre el objetivo a alcanzar ni sobre la orientación general de los métodos; sólo puede, pues, haber controversia sobre la mejor manera de ponerlos en práctica, y esas son dificultades que la psicología puede resolver. No tengo que deciros que esa seguridad intelectual y moral no es propia de nuestro siglo; en ello está a la vez su miseria y su grandeza. Las transformaciones profundas que experimentaron o están por experimentar las sociedades contemporáneas necesitan transformaciones correspondientes en la educación nacional” 

Esta crisis a nivel global plantea nuevas necesidades educativas y más allá de las dificultades o resistencias que la situación pueda generar, quizás es posible enfrentar este momento como una oportunidad para hacer una revisión. Las instituciones de educación superior han transformado la forma de acercarse al estudiante, y esa transformación seguirá creciendo en la medida que nuevas necesidades se vayan planteando.

Antes de la pandemia, había algunas señales de desajuste entre las instituciones educativas y las expectativas sociales. Actualmente, considerando que este escenario podría continuar y mutar sin aviso previo, vemos más claramente que nunca la necesidad de un cambio y una evolución.

La educación post-pandemia debe garantizar el aprendizaje real para las próximas generaciones y la única forma que esto pueda darse, es adaptar los procesos y elementos para que esto suceda.

Definitivamente el volver al equilibrio sólo es posible en la medida en que las instituciones den respuesta a las nuevas necesidades de los potenciales alumnos. Por esta razón, se recomienda mantenerse al tanto de las nuevas tendencias educativas, actualizarse de forma constante y realizar investigaciones que permitan comprender sus necesidades.

Es necesario reflexionar sobre la educación post-pandemia como motor de esta transformación, teniendo en cuenta que es una responsabilidad y al mismo tiempo, una oportunidad. En definitiva, hacer una educación capaz de fluir en el cambio, capaz de contener y dar pertenencia, una educación en la que los estudiantes encuentren apoyo para aprender.

Entender la necesidad cada vez mayor, de prepararnos, de buscar, de cambiar. Ahí es donde las instituciones educativas juegan un rol importante en la construcción de nuevos mundos posibles. La educación siempre fue fundamental para la sociedad, pero nunca ha estado tan cerca ni tan disponible para tantos.

 

Conclusiones

La virtualidad surgió como una respuesta a un problema urgente y de forma obligatoria, en donde todos tuvieron que superar las dificultades a esta nueva realidad. Sin embargo, con el tiempo tanto instituciones como docentes y estudiantes se adaptaron, dando inicio a una etapa del cual no existe retroceso. A pesar de que la post-pandemia tentó a muchas instituciones para el retorno a la presencialidad, no es posible retroceder a los métodos que se utilizaban antes.  

Resulta muy necesario volver a pensar en la educación desde un punto de vista accesible, flexible, donde la relación con los estudiantes sea más personalizada y fluida. Se debe tener en cuenta sus necesidades para brindar nuevos espacios de estudio, completamente adaptados que puedan adquirir el conocimiento.

La presencia física ya no es una necesidad en una sociedad cada vez más digitalizada y las instituciones educativas tuvieron que considerar este hecho al elaborar sus planes de estudio en base a esta transformación.
Aunque existen muchos desafíos en torno a esta nueva modalidad de aprender y enseñar, no podemos negar que también es una gran oportunidad de crecimiento.

El debate recién inicia, el camino aún queda mucho por trabajar. wmencionamos, este momento tan crítico para todos, invocó la necesidad de cambios, y de aperturas, indispensables para superar los desafíos que se van planteando.

Si este contenido te interesó y consideras necesario continuar profundizando en las nuevas tendencias educativas para estudios superiores, recomendamos continuar explorando nuestro blog. Aquí puedes encontrar todos los recursos necesarios y responder a las dudas sobre los próximos cambios que se avecinan en el contexto educativo. 

Leaducate acerca a los alumnos la posibilidad de encontrar las formas de seguir profesionalizando su trayecto educativo en medio de este contexto post-pandemia. También brinda a las instituciones de educación superior, un espacio de asesoramiento personalizado en gestión y administración, acorde a las recientes necesidades. Acercarse a un nuevo modelo es indispensable. 

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By: Lucía Luzuriaga

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